Rolemaster
¿QUE jugador de rol en España no ha oido hablar nunca de Rolemaster?
Probablemente este sea uno de los juegos en los que más veces he estado en los dos lados de la trinchera, es decir, como jugador y como director de juego. No es el juego al que más he jugado ni al que más he dirigido, pero es el único (además AD&D) en el que creo que puedo decir que he tenido un buen bagaje en las dos facetas.
Rolemaster es un juego famoso por sus tablas. Tablas con columnas y filas llenas de números, modificadores, variables y toda clase de circunstancias imaginables. Es un juego en el que es casi obligatorio pasar una buena tarde creando los personajes y en el que un novato puede encontrarse más perdido que un pato en un garaje ante el marasmo de datos numéricos. No obstante, una vez que se le pilla el 'truco' no es un juego particularmente lento ni farragoso, aunque desde luego, no es tan fluido como los D&D , o los basados en datos porcentuales.
Pillarle el truco implica cosas como: tener memorizados y mecanizados una parte importante de los elementos del juego, verse ayudado a la hora de consultar las tablas (particularmente en las tablas de combate) por los demás jugadores, y sobre todas las cosas, no aplicar todas y cada una de las reglas contenidas en los manuales... ni siquiera la mitad de las reglas deben ser aplicadas. Para todo ello además conviene ayudarse con cierta capacidad de improvisación y de imaginación a la hora de interpretar resultados como '40%' a la hora de realizar una maniobra dinámica...
¿Qué rayos es eso de un 40% en una miobra dinámica? La respuesta a esa pregunta no puede ser otra que "pura improvisación".
Si Bruce Lee hubiera dirigido partidas a Rolemaster habría dicho alguna vez algo como "No leas las reglas, no uses las reglas, se las reglas amigo mío."